Se dice que, aquellos que ya no están con nosotros, mueren realmente cuando los olvidamos. Tanto mi hermano como yo, sabemos que nuestros recuerdos  desaparecerán con nosotros y consideramos  una obligación moral, transmitírselos a aquellos que tienen derecho a conocerlos: hijos, nietas…
En esa linea, tomamos la pluma, es un decir, para poner por escrito aquello que recordamos, bien por haberlo vivido o porque nos lo contaron. No es nuestro propósito escribir una novela. Sólo  pretendemos que la vida de dos personas maravillosas: nuestra madre Concha y nuestro  padre Salvador , puedan ser conocidas por sus nietas Irene, Susana, Marina y Sara y sus biznietas Alicia, Amelie  y quién sabe por los hijos que ellas tendrán.Irán apareciendo recuerdos, momentos de sus vidas, procurando un cierto orden cronológico, pero será inevitable la superposición de hechos que romperán quizás ese orden. La vida es así, a veces no sigue un orden lógico…Nuestra intención  es ir alternando sucesivamente la vida de una y otro, hasta el momento en  que ambas se entrecruzarán y ya darán lugar a una historia común.. Será más corta la relación de Concha por desconocimiento de  su vida antes de 1936.  Para una mejor comprensión de los textos, la vida de Salvador aparecerá en letra normal y la de Concha en cursiva.

Antonio abrió la puerta de la casa, miró la empedrada calle de Arcos de la Frontera en la  que vivía y  decidió que hoy sería el día de la gran decisión. Todavía pesaba en su ánimo la terrible desgracia que se había abatido sobre  su familia….el suicidio de su padre que en un arrebato, se tiró por la Peña Vieja. Sabía que la vida en el pueblo era insostenible, el trabajo escaseaba y  echando mano al bolsillo, sacó una hoja de papel que había recogido en un colmado. La imagen era atractiva: un dibujo de campesinos sonrientes trabajando afanosamente en campos  extensos...y una frase…trabajo abundante, buenos sueldos, casa gratis…un barco que atravesaba el océano y un destino: Brasil, Sao Paulo.
Arcos de la Frontera
El problema era que los pasajes costaban mucho dinero y él no lo tenía. Sin embargo, había una posibilidad. La familia de su mujer, los De la Barrera, eran gente de posibles. Había sugerido que quizás podrían adelantarle a Ana, su esposa, una parte  de lo que le tocaba de la herencia familiar. Era una decisión sin retorno. Si tomaba el dinero, quedaría seguramente excluída  para siempre de posteriores repartos. Vió como pasaban ante él grupos de braceros que iban a la Corredera para ser seleccionados por los apeadores de los cortijos para una dura y mal pagada jornada de trabajo agotador…Verlos y tomar la decisión fue uno. ¡ ¡Irian a Brasil!.


Salvador…Boro el de les mules para el resto de Ribarroja, llegó a la cuadra para aparejar los machos que ya piafaban inquietos en el establo. Los sacó a la calle y se encaminó por la plaza frente a la iglesia, hacia el “castell”, donde ya le esperaban los labradores que empezaban su jornada en las tierras del señorito .
Restos del "castell" de Ribarroja
Como encargado su misión era distribuir las diferentes tareas: unos a los huertos, otros al riego..
Antes, en casa, después de un parco desayuno, sus hijos también habían partido a sus quehaceres. Boret  y Paco a La Reva, una gran explotación que los belgas tenían allá hacia la Venta del Poyo, junto a la carretera de Madrid. Concha y Barbereta a embalar cebollas en el almacén. En casa quedaba Pilareta que, desde la muerte de su esposa, se había hecha cargo de la casa. Con pena recordó que su hija Concha, había tenido que tomar la comunión con vestido negro, de luto, mientras las demás niñas iban de blanco radiante…

Antonio se encaminó a la playa. Desde hacía dos semanas, esperaba el barco que les tenía que trasladar a Brasil. Tenían los pasajes: dos mayores , él y su mujer Ana y dos niños: Salvador y Lola. Pero el barco se demoraba, los dineros para la pensión mermaban así que decidió ir a ayudar a sacar las redes de pesca de las barcas. A cambio les daban un puñado de  boquerones o sardinas con lo que comían ese día.
Barco de emigrantes  con destino a América
Por fín, del puerto de Gibraltar llegó el sonido de las sirenas de los remolcadores que  avisaban de la llegada del buque largamente esperado. El problema ahora sería pasar a la Roca. Al no tener papeles de embarque…tendrían que mezclarse entre los miles de obreros que cada día pasaban a trabajar en Gibraltar..No fue problema, pues los aduaneros, convenientemente  sobornados por los agentes reclutadores de emigrantes, allanaban las dificultades…



Esa mañana de mayo amaneció radiante…Concha aspiró el fresco aroma matinal y de repente escuchó algo así como un gran chirrido metálico. La gente empezó a salir a las puertas de sus casas preguntando qué habia pasado… el tren, ha sido el tren!...presurosos, se dirigieron calle Mayor arriba hacia la estación..¡ Ha sido en el barranco del Picador! Dijeron algunos…
Tren semejante al que se accidentó
Cuesta abajo y acercándose al barranco de “Pixador”, el tren  se había salido de la vía y estaba inclinado sobre el margen izquierdo,. De haberse descarrilado un poco más adelante, se hubiese precipitado por el barranco y entonces, sí que hubiese quedado destrozado, el convoy y muchos de los pasajeros. Ni que decir tiene que algunas beatas atribuyeron el milagro al  Cristo de los Afligidos, patrono de la localidad.




Para Salvador, a sus 8 años todo le resultaba nuevo y apasionante. El barco, el muelle, las grúas que cargaban los 
fardos…Lo que ya no le gustó tanto fue ver el camarote en el que los alojaron. En la parte más baja del buque, arracimados con otras decenas de personas, con un olor que pronto se le haría difícil de soportar y una  especie de bazofia a la que llamaban comida. Era la tercera clase. Nada que ver con las comodidades de las que disfrutaban los otros pasajeros, a los  que apenas podía ver en los escasos momentos en que podía corretear con su hermanita Lola por la cubierta inferior. La travesía duró cai 12 días y tuvieron que soportaban muchos días de mala mar, lo que provocaba nauseas y vomitonas en parte del pasaje. Con ello, el hedor de la sentina en la que viajaban, se hizo todavía más insoportable.
Vísta de Sao Paulo en los años veinte
Por ello fue una liberación salir un día a  cubierta y descubrir que una hermosa ciudad se abría ante sus ojos. Era Sao Paulo, el puerto en el que desembarcaron.
 Tras las formalidades aduaneras, en las que pudieron ver las lágrimas de aquellos a los que las autoridades obligaban a volver a España por su mala salud, emprendieron otro largo viaje, esta vez en tren hasta la fazenda, la enorme finca  que era su destino. Se trataba de una propiedad alemana, de dimensiones tan grandes, que tenía un ferrocarril propio. 
El alojamiento era en barracones, sin grandes lujos, pero al menos eran cómodos. Cómodos, pero no gratuitos. Su padre, pronto se encontró que tenían que pagar  por todo: barracones, comida, transporte, ropa…todo ello adquirido en el colmado de los alemanes donde pagaban con vales que era la forma en que les daban su salario. Salvador y su hermana, pasaban el tiempo rondando por las barracas mientras los hombres iban al tajo, campos inmenso de café, caña de azúcar, bananeras… Al cabo de unos meses, la situación para sus padres era insoportable. Pasaban el día trabajando de sol a sol. Debían ahora más dinero a los patronos que cuando llegaron y además, les dijeron que tendrían que pagar la subvención que les habían adelantado para los pasajes. Salvador sorprendía algunas veces a sus padres, cuchicheando durante la noche…una vez pudo oir como decían que algo tendrían que hacer, que así no podían seguir y que la única solución era la huida a la ciudad….Sin embargo los riesgos eran tremendos. Los patronos disponían de pistoleros armados que se encargaban de vigilar que los  peones no escaparan. Después de semanas de preparativos, una noche después del trabajo, sus padres los sacaron de la cama, les dijeron que no hicieran ruido y se internaron en el bosque. A lo lejos escuchaban los ladridos de los perros y los gritos de los caballistas…Fue una noche aterradora pero tuvieron suerte y pudieron llegar a la ciudad más próxima a la hacienda. Desde allí, con los escasos dineros que conservaban, llegaron a Sao Paulo, donde pudieron encontrar una chabola en la que vivirían durante algunos meses.
Ante lo insostenible de la situación, sus padres tuvieron que, hacer de tripas corazón y mendigar a la familia de su madre que les enviaran dinero para los pasajes de vuelta, a cambio de renunciar totalmente a cualquier reclamación sobre la herencia.
La Corredera en Arcos de la Frontera
Finalmente pudieron embarcarse y regresar a casa. La vuelta fue totalmente humillante. Sin dinero, sin herencia, más pobres que cuando se fueron…Vuelta a ir cada mañana a la Corredera a mendigar trabajo y además soportar las burlas de aquellos que les habían  envidiado cundo partieron a “las Américas”…Todo ello pasó factura a Antonio, que a los pocos años enfermó no se sabe si de tuberculosis  y muríó dejando una familia  completamente desamparada: una mujer y cuatro hijos, el mayor de los cuales  Salvador, apenas tenía 18 años.




Concha y sus amigas estaban contentas ese día…era el domingo de Pascua y ya sabían dónde iban a ir…el Mas de escoto les esperaba. Estaba lejos, había que pasar el Barranc de les Monges y caminar casi un km hasta la masía. Allí, entre los árboles, vivirían un día de descanso, lejos de la monotonía y esfuerzo de los días  laborables. Además, llevaban en sus saquitos de merienda , extras que no tenían normalmente: huevo duros, longaniza seca, el bocadillo de blanco y negro, lechuga, su poquito de sal…y sobre todo ¡ la mona!.
Día de Pascua en el río
Pasaron la tarde saltando a la cuerda, corriendo al escondite y ya, al ponerse el sol a la botella. Era un juego simple: se daba vueltas a una botella de gaseosa que al pararse siempre marcaba a un chico y a una chica…el beso era obligado, entre las risas de los demás…¡ cuántos noviazgos empezaron así!.
Ya anochecido, la vuelta a casa cansadas pero satisfechas…¡ un día de Pascua, Pepito floraba….! Cantaban….




Ese día Salvador se levantó pronto. Más pronto de lo habitual. Abrió la puerta del chozo donde vivían y miró a su alrededor. Observó el huerto familiar, pequeño, limitado a ambos lados del camino por una hilera de chumberas. Frontera entre las que la perrilla que tenían, ladraba desaforadamente a los que pasaban por delante,
 callándose en cuanto rebasaban la propiedad. Hoy se había levantado más pronto, porque iba a un trabajo diferente. Desde hacía unos meses, la faena abundaba en Jédula y todo el campo de Jerez.
Chozo del campo de Jerez
Y no era en los cortijos ni en las viñas de los señoritos. La construcción de los canales de riego, obra de la Dictadura de Primo de Rivera, que así ocupaba a la clase trabajadora  e impedía desórdenes sociales, necesitaban mano de obra abundante. Con pico y pala llevaba ya dos meses con un salario de 1 pts diaria..¡ una enormidad de sueldo!..pero se había enterado que habia que construir unos pozos respiraderos para el sifón en la Junta de los Ríos y que allí pagaban 2 pts por jornada. El trabajo era peligroso, pero el dinero hacía falta, así que se había apuntado sin contárselo a su madre, sabedor de que se hubiera enfadado al saberlo…no se enteró hasta que acabó el trabajo…
¡ menos mal!..varios de los trabajadores se dejaron la vida en esos túneles que de cuando en cuando se derrumbaban. El tuvo suerte pero no volvería a meterse en uno de ellos…¡ seguro!
El sifón del canal en la Junta de los Ríos 
                               
Lo que sí que hizo fue  leeer, leer y leer todo aquello que caía en sus manos, sobre todo lo que se refería a cuestiones sociales…sobre todo un periódico…la Soli…nombre cariñoso con el que los de la C.N.T. se referían a su periódico  Solidaridad Obrera. Y es que ya hacía algún tiempo que se había afiliado al sindicato anarquista. Le atraía su ideario, el reparto y el compartir…la  revolución obrera a partir de la Idea, la educación, la solidaridad…
La pequeña célula que se formó el Jédula, le convirtió en el secretario…era el único que sabía leer y escribir. Los demás eran analfabetos, como la gran mayoría de los jornaleros del campo…
Ese preocuparse por los demás, buscar mejoras en las condiciones de trabajo, le hizo ingresar en la lista negra de los encargados que cada mañana, en la plaza, contrataban a dedo..¡ tu  sí, tú no!, a los que no se significaban políticamente, a los amedrentados, a los acobardados…Más de un día se quedó sin trabajo porque ya conocían su afiliación política…


14 de abril de 1931…
Concha había quedado con sus amigas para ir a Valencia. En todo el pueblo se sabía que se había proclamado la República al ganar las elecciones los partidos opuestos a la Monarquía. Una gran manifestación tendría lugar en la plaza del ayuntamiento, ahora de Emilio Cautelar
Eran muy jóvenes pero no querían perdérselo. Cuando llegaron: banderas, cánticos, puños en alto, saludos….Ellas, casi sin saber el significado, alzaban sus puños y gritaban vivas a todo…Satisfechas, por la tarde, regresaron al pueblo y empezaron a ganarse una fama de “rojas” que en el futuro les pasaría factura.

14 de abril de 1931
Desde el día 13, todos en el sindicato de Jédula, sabían que los resultados de las elecciones habían dado la victoria a los partidos de izquierda. La República se había proclamado en  Madrid y también en Jerez se haría lo mismo. Sin embargo,  la C.N.T consideraba que sólo era el primer paso para la revolución social. Sin embargo, todos fueron a Jerez para participar en la gran manifestación que se hizo en la Plaza del Arenal. ¡ Ten cuidado! Fue la advertencia que Ana hizo a su hijo…¡ Ten cuidado!
 Reclutas españoles en Africa                                                          1933…

La noticia se extendió como reguero de pólvora por Ribarroja…En el ayuntamiento se había puesto el aviso de que los mozos del pueblo tenían que ir a tallarse para la mili. Salvoret, dentro de la edad, se presentó junto con sus amigos y marcharon en el tren de buena mañana hasta un cuartel en la Alameda en Valencia. Allí, pasaron revista y tras ser declarados aptos para el servicio, entraron en el bombo de la suerte…¡ y no fue mucha la que Salvoret tuvo!...De regreso a casa, su semblante ya evidenciaba que no traía buenas noticias…¿on  t’ ha tocat?....¡ Africa!...el peor de los destinos que podía tener un recluta. Recién acabada la guerra de Alhucemas, la zona representaba un gran peligro para las guarniciones españolas en el Protectorado…Ni que decir tiene que la noticia cayó como una bomba en todo el ámbito familiar. Vecinos y amigos vinieron a casa como si fueran a dar el pésame..¡ Africa!...¡ Dos años!...
                 Huelga de tranvias en Valencia                                      1933…
Llevaban varios días en huelga general…las tensiones eran grandes y de repente, en el sindicato se comentó con incredulidad la salvaje represión que había tenido lugar en una aldea cercana. El 11 de enero de 1933 tuvo lugar en la localidad gaditana que actualmente se llama Benalup-Casas Viejas una revuelta protagonizada por un amplio grupo de anarquistas de la CNT secundando la huelga general revolucionaria convocada por la central sindical a nivel nacional, con la intención de hacer la revolución, para así conseguir llegar a organizarse sin gobierno, atendiendo a su ideología libertaria. Hicieron reparto de alimentos para los más necesitados, abolición de la propiedad privada, destituyendo al alcalde e intentando tomar el cuartel de la Guardia Civil, donde se encontraban un sargento y tres números. 
Durante el enfrentamiento hirieron de muerte al sargento y a uno de los números. Enterado el Gobierno, envió inmediatamente fuerzas de la Guardia Civil y de la Guardia de Asalto, todos ellos al mando del capitán Manuel Rojas que entraron a tiros en el pueblo, incendiaron la casa donde se habían refugiado algunos de los dirigentes de la insurrección, entre ellos Francisco Cruz Gutiérrez, conocido como "Seisdedos", quien muere carbonizado junto a otros vecinos al ser incendiada su choza por la Guardia de Asalto, y luego procedieron a una serie de detenciones: fusilando a participantes, sospechosos, vecinos y a sus familiares aleatoriamente, algunos de los cuales fueron ejecutados tras sufrir tremendas torturas (algunos fueron quemados vivos).
Paco llegó a su casa con una hoja de papel en la mano. Todavía dudaba si enseñarla o no a su padre. Era una instancia de alistamiento. Un amigo le había dicho que se estaba formando un cuerpo de policía nuevo  la Guardia de Asalto,
Paco en esa época
,con el objetivo de disponer de una fuerza policial para el mantenimiento del orden público y que fuera de probada fidelidad al régimen republicano. La paga era buena, el uniforme llamativo y para un joven como él, la cosa pintaba muy bien. No cayó muy bien la noticia en casa, excepto en su hermana Concha que se mostró entusiasmada. La familia perdía así la ayuda de los dos hijos: uno, Salvoret, en Africa y ahora el otro. Paco aseguró que la buena paga que iba a cobrar, le permitiría participar en los gastos familiares.
La tensión en el campo de Jerez, era casi casi insostenible. A los abusos de los dueños de los cortijos y sus capataces, seguían revueltas, huelgas y disturbios.
Vale de ayuda del sindicato CNT
 El hambre se iba haciendo patente cada vez más. Salvador y sus amigos se dirigieron, todavía anochecido a un campo de garbanzos que se había dejado sin cosechar. El riesgo era grande, pues la Guardia Civil, con órdenes de los latifundistas, vigilaban para que nadie pudiera entrar…preferían que se lo comieran los conejos que cederlo a los jornaleros. A pesar de sus esfuerzos, no consiguieron burlar la vigilancia y tuvieron que regresar a casa con las manos vacías.
1934…
Desde hacía unos días, una ola revolucionaria recorría el campo valenciano. Se habían dado consignas de que empezaba la revolución anarquista…Noticias de Benaguacil y Líria hablaban de un levantamiento. Se había proclamado la revolución libertaria. En Ribarroja, grupos de vecinos se dirigieron al ayuntamiento.
Ayuntamiento de Ribarroja en la actualidad
 Concha iba entre ellos. Los gritos y vivas eran constantes. Otros, escondidos en sus casas, vigilaban por las ventanas y tomaban buena cuenta de aquellos que desfilaban con actitud de desafío…todo ello pasaría factura en el futuro…












16 de julio de 1936…
Salvador convocó a los afiliados cenetistas en el local del sindicato. Les comunicó que, desde Jerez, le habían informado que los militares estaban a punto de sublevarse en Marruecos.
Las noticias eran fidedignas y se sabía que, si los nacionales pasaban el estrecho, en cuatro días se harían con la zona . Les indicó que, había que poner tierra por medio porque la represión contra ellos era segura. Los compañeros argumentaron que ellos no habían hecho nada, que sólo habían luchado por sus derechos…Salvador les argumentó de una y otra manera que corrían un peligro seguro…que huyeran…ninguno le hizo caso. Lo pagaron caro, a finales de julio fueron todos fusilados por los falangistas. Salvador, antes de que amaneciera, salió a la puerta y se encontró con el novio de su hermana Lola, Antonio apodado el Espartero. Este venía con una mula. Pensaba llevar a Lola a un cortijillo en la sierra de Grazalema. Se temía que en cualquier momento los falangistas vinieran a por Salvador y  temía que pudieran abusar de su novia.
Falangistas buscando "rojos"
A las pocas horas de marcharse Salvador, una camioneta con un grupo de gente armada, se presentó en el chozo, preguntando por su paradero. Ana les dijo que no estaba, que se había marchado, que no sabía dónde…Enfurecidos los falangistas sacaron a la mujer y sus hijos del chozo …¡ menos mal!...y le prendieron fuego.
Salvador tomó el camino de la sierra con la intención de dirigirse a Málaga, donde sabía que las fuerzas leales a la república se habían hecho fuertes. Llegó a Montejaque. Allí vivía un amigo suyo..el Alconcher que fue el que le indicó el mejor camino para llegarse a Málaga. Fueron 172 kms a pié, Este amigo sería el único que tendría contacto con Salvador y sería el que, después de la guerra, muchos años después….pondría en contacto a Salvador con sus hermanos. Llegado a Málaga, Salvador se integró en un batallón de milicianos que, defenderían  la ciudad hasta el 17 de enero de 1937 en que comenzó el ataque de los nacionales…
Refugiados huyendo de Málaga

La inminencia del ataque a la ciudad, y el conocer la terrible represión que hacían los nacionales, hizo que miles de personas: mujeres, niños, ancianos, emprendieron la huida hacia Almería..Eran 200 kms por una carretera encerrada entre las montañas y el mar, sin agua, sin comida y sometida de continuo a bombardeos aéreos de los aviones italianos y los cañones de los buques, que, a escasos kms de la costa, practicaban lo que llamaban “el tiro al rojo”.
   Los cálculos sobre la cantidad de huidos de Málaga son confusos y difíciles. Se calcula que fueron entre 15.000 y 150.000. La acción del ejército franquista sobre los huidos por la carretera de Almería provocó entre 3.000 y 5.000 muertos, la mayoría civiles. Salvador tuvo suerte y pudo llegar a Almería, donde se estaba formando una columna de milicianos que  se dirigió a Pozoblanco en la provincia de Córdoba.

La batalla de Teruel…
La columna de Salvador llegó a Teruel a mediados de diciembre de 1937. El cerco a la ciudad era difícil, sobre todo por las bajas temperaturas. Los soldados de guardia morían congelados en sus puestos, o se les pegaban las manos a los fusiles. 
Milicianos en Teruel
De hecho, hubo más víctimas por el frío que por las acciones de guerra. Una vez conquistada Teruel, hubo que defenderla del ataque franquista que se prolongó hasta el 22 de febrero de 1938. La suerte para Salvador fue inmensa, pues fue destinado a intendencia. Encontrado un cerdo vivo en las proximidades, nadie sabía como matarlo. Él que lo había hecho muchas veces en su casa, se ofreció a hacerlo. El capitán de la compañía lo destinó a cocina…Su única herida  se la produjo una bala perdida que le hiríó levemente la mano, cuando bajaba a un riachuelo con dos botellas de cristal. La suerte continuó cuando al estar aquejado de una gastroenteritis aguda, fue evacuado al balneario de Chulilla, reconvertido en hospital de campaña….
Balneario de Fuencaliente en Chulilla



Con las Brigadas Internacionales…
Abandonando Teruel, fue destinado a Albacete. Allí estaban las Brigadas Internacionales, voluntarios antifascistas  que luchaban junto a los republicanos. Salvador, como sus compañeros iban muy mal equipados. Pasaban frío. Comparados con ellos, los brigadistas llevaban buenos abrigos, buenas botas y todo un equipo adecuado para las bajísimas temperaturas de Albacete. 
Las Brigadas Internacionales desfilando
Una mañana, al despertarse y llegarse a la cocina…pues seguía siendo cocinero…vió algo extraño: unas figuras rojizas, amontonadas en la nieve. Se acercó y comprobó que era la ropa interior, del tipo enterizo de franela que, al estar cubiertas de piojos, habían sido abandonadas por los brigadistas. Muy contento por el hallazgo, se llevó algunas a la cocina, las metió en un caldero con agua hirviendo y eliminó la piojera. A partir de entonces, ya no volvió a pasar frío…

La plaza de toros de Albacete…

Como otros miles de republicanos, al caer Albacete en manos franquistas, fue hecho prisionero. Tras unos días  en el penal de Chinchilla, fue trasladado a la plaza de toros de Albacete. Allí, miles de personas, se amontonaban en graderíos y ruedo. Quemaban los asientos para hacer fogatas para calentarse y cada dos días tenían que repartirse una lata de sardinas y un mendrugo de pan para cuatro presos. Además, cada atardecer venía un camión en el que se llevaban para fusilarlos una veintena de personas. Eran las terribles “sacas”. Unos serían conducidos a sus lugares de origen…cada uno quería fusilar a “sus rojos”. Otros se llevarían a la tapia del cementerio del mismo Albacete…Salvador, concibió la idea de fugarse…se jugaba demasiado,si quedaba allí. Más pronto o más tarde, sería reclamado desde Jerez
Plaza de toros de Albacete
 …Siempre llevaba consigo los útiles de aseo y afeitado…Hay que decir que entre los presos, la imagen común era la de un desarrapado, con barba, sucio…La rde prevista para la fuga, se lavó como pudo, compuso su ropa, se afeitó y con una apariencia más o menos “normal”, se preparó para la saca de la noche. Cuando el grupo empezó a andar hacia el camión, se mezcló entre  ellos, ante la sorprendida mirada de alguno. En la puerta de chiqueros de la plaza, había una doble fila de  ancianos,mujeres y niños que, buscaban ansiosamente si su  hijo, marido o padre, estaba entre los conducidos..Salvador, aprovechando la penumbra, dio un paso lateral y se puso entre los de la fila. Permaneció quieto, esperando quizás la voz denunciadora de alguien..¡ Ese, ese!...Sin embargo, al contrario, las personas que estaban a su lado, le hicieron hueco y poco a poco, le relegaron a una segunda fila más segura…Cuando el camión se marchó, Salvador, se dirigió a la salida de la ciudad. Su destino era Valencia…unos 180 kms que  recorrería a pié, andando de noche y escondiéndose de día en pajares, corrales y sobreviviendo gracias a la ayuda de pastores, labradores …que le ofrecieron comida y agua.
En Valencia…
Llegado a Valencia, todavía en manos republicanas, se dirigió a la sede del sindicato de la C.N.T que se encontraba frente a la estación del Norte, en la calle Játiva. Allí, tras informar de lo sucedido, fue acogido por unos compañeros a los que conoció esos días: Eliseo de Riola, Parra de la Pobla de Farnals, Salvoret de Tavernes, Julián de Liria…amistades que se prolongarían durante años…
 .El edificio mencionado, el primero a la izquierda 

Otra amistad que surgió esos días fue con una mujer, Úrsula. Esta chica era miembro del S.I.M, especie de servicio secreto que tenía su sede en el  mismo edificio…Con el tiempo, se convetiría en la madrina del hijo pequeño de Salvador: Antonio.



Los hermanos de Concha…
Salvoret  
Cada uno de sus hermanos, había tomado un camino muy diferente. Salvoret, al estar en Ceuta cuando estalló la sublevación estuvo toda la guerra en el bando nacional…Paco, al ser Guardia de Asalto, tomó parte en bastantes combates junto a los republicanos…


Guerrra civil…hermano contra hermano…¿Cuántas veces pensarían uno y otro que a lo mejor, la bala que estaban disparando …?




Un día que Salvador paseaba por la ciudad, se llevó la mayor sorpresa de su vida. Frente a él, estaba su hermano José, al que no veía desde que se marchó de Jédula. José había sido movilizado en la llamada “quinta del biberón” y apenas tenía 17 o 18 años. Sin embargo, se había adaptado rápidamente a la vida aventurera y volvía de la zona de Teruel, con una gran cantidad de dinero que había ido saqueando por los pueblos del camino. Jactándose de ello, recibió una sonada bofetada por parte de Salvador que le recriminó su actitud. José no protestó pues tenía un gran respeto por su hermano…
Salvador cuando llegó a Valencia
Por esos días, conoció a otro cenetista, éste, miembro de la F.A.I, la organización armada de la C.N.T que se llamaba Paco Alemany…en el futuro siempre nombrado como “el Pandorra”, aunque en la familia le conocíamos como “el Tete”.. Era de los que, pistola en mano, aparecían en los pueblos para llevar detenidos a los significados derechistas…que muchas veces eran “paseados” junto a las cunetas y en las tapias de los cementerios…
Este Pandorra era de  Moncófar, un pueblecito de Castellón. Allí son comunes las fiestas de toros embolados. Una noche, fue cogido por uno de ellos que le hirió gravemente. El médico del pueblo, Teófilo Caballero La Guardia, le operó de urgencia y le salvó la vida. De ello nació una gran amistad. Cuando en plena guerra civil, Teófilo fue detenido y llevado a la Prisón Modelo de Valencia para ser fusilado.
 El Pandorra, enterado del hecho,  se dirigió a la cárcel y casi por la fuerza, se hizo cargo del preso, al que posteriormente liberó y protegió, llevándolo al sindicato. Allí conoció a  Úrsula, de la que se enamoró y comenzaron una relación que duraría 40 años. Hay que hacer constar que Teófilo estaba casado y tenía un hijo que vivían en Moncófar.
La relación entre el Pandorra, Teófilo, Úrsula y Salvador, se mantendría a lo largo de los años…
Acabada la guerra…
En Ribarroja, el final de la guerra, significó, como en otros muchos sitios, el comienzo de la represión. Represión ciega, en la que pagaban por igual, culpables e inocentes. A lo largo de la guerra, se habían producido desmanes y muerte entre las personas de derechas…
Vista de Ribarroja
Pero cuando empezó el odio, la venganza superó con creces lo ocurrido anteriormente. Cocha fue una de las que pagó, a pesar de no tener ninguna culpa. Su fama de roja, el haber participado en actos republicanos, sus opiniones…hicieron que, junto a otras mujeres, fuera conducida al cuartel de la Guardia Civil, donde le raparon el pelo y tras darle unos tragos de aceite de ricino, fueran paseada por el pueblo, mostrando la suciedad de su incontinencia, pues el brevaje produce una gran diarrea…Tuvo suerte y no la fusilaron…A los pocos días se trasladó a Valencia para no tener más problemas
Acabada la guerra…
Salvador había encontrado refugio en una pequeña habitación que una portera, Maruja, le alquiló en la  calle Quarte, junto a los solares de lo que sería la Gran Vía..Encontró trabajo cargando cajas en Abastos, que se encontraba muy cerca. Sin embargo, la explosión de unas granadas de mano en el río, le atemorizaron, pues no tenía ninguna documentación.
Concha en esa época
Una noche que se encontraba en la portería, vio llegar a una joven, a la que le presentaron como Concha…¡ Siéntese señorita!, le dijo. Se miraron…se gustaron….Y aquí empieza ya la historia común…era el año 1939…






Sobreviviendo…

Al comenzar su vida juntos, se trasladaron a la zona del puerto. Encontraron un piso pequeño en la calle Salvador Gasull, junto a las Atarazanas y la iglesia de Santa María del Mar
Pegada a las Atarazanas estaba la casa familiar
Alli  tuvieron que dedicarse al estraperlo. La  vida era muy difícil, sobre todo para Salvador que al no tener documentación, podía ser detenido en cualquier control rutinario. Unos conocidos le dijeron que con dinero, podía comprar una cartilla de marino, suministrada por las autoridades del puerto. Era cara, unas 1000 pts de la época. Tras unos meses de “operaciones”, pudo disponer de ese dinero y la compró. A partir de ese momento ya estuvo algo más tranquilo. La manera que tenían Salvador y Concha de ganarse la vida, era bastante complicada. Compraban arroz en la zona de Sueca, carga  que Concha solía llevar escondida en una especie de bolsa que le hacía parecer embarazada. Con esa carga, se desplazaba hasta Zaragoza, donde cambiaba el arroz por azúcar. Llegada a Valencia, vendía el azúcar y con el dinero obtenido, compraba tabaco a granel a los carabineros del puerto. 
Máquina de liar cigarrillos
En casa, con una maquinilla rudimentaria, liaban cigarrillos que vendían en fajos de a 10. Y vuelta a empezar. Todo ello, huyendo siempre de los inspectores de la Fiscalía de Tasas, auténticos ladrones que además de denunciarles si les cogían, se quedaban con el género para venderlo ellos….Yo recuerdo muchas tardes que, al salir de la escuela, me enviaban a un horno de la Plaza de los Ángeles en el Cabañal, donde me metían en la mochila  tres o cuatro cartones de tabaco americano. Al ser un niño, pasaba desapercibido  a los inspectores…

En el barrio se conocían todos, ello hacía que la cobertura  entre ellos fuera total. Era un coto cerrado, en  el que la necesidad procuraba una especie de fraternidad  que incluso, permitía que si alguien tenía problemas, el personal se desvivía por ayudarse…Y había momento de asueto…
Plaza junto a las Atarazanas
Una tarde, pasó camino del puerto, un rebaño de ovejas. Una mano presurosa, introdujo una de ellas en una casa. Al rato, vinieron unos municipales preguntando por la oveja que faltaba…nadie sabía nada..La noche siguiente, hubo gran fiesta en el barrio. Misteriosamente, todo el mundo pudo degustar un sabroso guisado…¿quién sabe de dónde salió la carne?...




Paco, el hermano de Concha, al terminar la guerra, fue  detenido y llevado  a un campo de concentración en Vitoria. Allí, las pésimas condiciones de vida, mala alimentación, frío intenso, hicieron que enfermara de tuberculosis  que le produciría la muerte hacia 1949…
Tarjeta postal enviada desde Vitoria


Solidaridad y ruindad…
Una noche, alguien llamó a la puerta de casa. Abrieron y se encontraron a Paco Alemany, “el Pandorra”…Le habían perdido la pista al acabar la guerra. Resulta que se había marchado exiliado a Francia. Allí, fue internado, como otros miles de españoles, en un campo de concentración del que salió para integrarse en un batallón de trabajo forzado…se escapó y pasó al maquis, a la Resistencia, confiando, como otros muchos que al terminar la guerra con Alemania, el régimen de Franco también caería. No fue así y optó por regresar clandestinamente a España. Por eso estaba allí, porque necesitaba asilo durante un tiempo. Concha y Salvador, se lo ofrecieron y desde aquel momento fue uno más de la familia…
Barbereta por esos días
La hermana de Concha, llegó a la casa, como hacía cada vez con más frecuencia. Venía a que su hermana le diera algo de aceite, azúcar, café…la comida escaseaba en el pueblo…Cuando vió al Pandorra y saber quién era, su mezquina mente concibió un plan ruin…Le dijo a su hermana que si no le daba provisiones todas las semanas y algo de dinero, denunciaría a la policía la presencia del huésped. Esto, sabiendo el peligro que correrían tanto Salvador como Concha por proteger a un “enemigo” del régimen…
Enterado el Pandorra, sugirió que él podía “solucionar”  el problema….su experiencia anterior como pistolero le avalaba…pero Salvador optó por transigir y aceptar el chantaje que se mantuvo durante bastante tiempo…Ni que decir tiene que a partir de ese momento las relaciones entre las hermanas fueron tensas y distantes, situación que se mantendría  así ya para siempre.
1950…la familia crece…
Tras 10 años de matrimonio, Concha quedó embarazada…y esta vez no era un embarazo ficticio. El 11 de enero, tuvo los primeros dolores del parto…El niño venía algo atravesado y el peligro era grande…El Pandorra, dijo que iba a buscar a Teófilo, el médico que conocía. El riesgo de encontrarse con la policía era más que probable, pero aún así salió en su busca. Lo encontró en su domicilio, en la calle Salvatierra de  Álava, junto al mercado Colón. Llegados a casa, y ante la inminencia del parto, el médico optó por utilizar fórceps y al final se produjo el alumbramiento sin más problemas. 
Paquito de bebé


Un niño, al que llamarían Paquito en recuerdo al  fallecido hermano de Concha... había aumentado la familia…


Con agua caliente…

Eran tiempos en que la Iglesia Católica estaba omnipresente. Salvador y Concha tenían una buena relación con el cura de la cercana iglesia de Santa María del Mar. Enterado el cura del nacimiento de Paquito, les indicó que tenían que bautizarlo.
Iglesia de Santa Mº del Grao
La verdad es que ni Concha ni Salvador eran católicos practicantes, pero…las circunstancias hicieron que transigieran. Para el cura fue toda una victoria…unos “rojos” que bautizaban a su hijo…Pero era enero, un enero muy frío…y Salvador dijo que de llevarlo a la iglesia para que lo bautizaran con agua fría, más que fría helada, nada de nada..Así pues, el cura fue a la casa y allí calentaron agua. La bendijo, la convirtió en agua “santa” y con ella bautizaron al niño que, seguramente, se mostraría bastante satisfecho con el calentito remojón…




Cambio de barrio…
Para las autoridades, el barrio del Grao, era fuente de problemas: estraperlo, falta de control…Así pues, decidieron desmantelarlo. Para ello, construyeron un bloque de viviendas allá por la calle Industria. La idea era trasladar a las nuevas viviendas a todos los que vivian junto al puerto. Los pisos eran en régimen de pago con opción a compra: unas 200 pts mensuales cuyo pago se prolongaría a lo largo de 50 años…Es posible que la familia fuera avalada por un conocido: Rovira, que tenía un taller de motos y bicicletas. Siempre que necesitaban documentación para solicitar alguna matrícula gratuita, ese amigo le expedía un certificado como que le tenía como asalariado en su taller...
Pero los vecinos no querían mudarse. Allí junto a la zona portuaria, tenían sus “negocios”…
SAsí pues, el Ayuntamiento elaboró un plan forzoso de desalojo. Una mañana aparecieron varios camiones  de bomberos que, según decían venían a apagar un incendio…echaron abajo puertas, derribaron muros, reventaron ventanas, inundaron de agua algunas casas…Al no encontrar fuego, se disculparon diciendo que había sido una falsa alarma…Al día siguiente se presentaron los inspectores de urbanismo  del ayuntamiento que, decretaron ruina inminente en los edificios y dieron 48 horas para el desalojo…
El barrio del Grao donde vivían
Salvador tenía una amiga  Carmen, que alquilaba carros de manos. En uno de ellos y en sucesivos viajes, trasladó los pocos enseres que la familia tenía al nuevo domicilio: Maestro Valls  29, 4ª, en el bloque nuevo .En el último, coronando las camas, los somieres y unas tablas, estaba su hijo Paquito. Camino del Grao arriba, una de las tablas cayó a la vía del tranvía. El niño lo vio, avisó a su padre que paró a recogerla, ante la mirada de susto del chiquillo que, veía como se acercaba un tranvía…No pasó nada, pero el susto no se lo quitó nadie...
La familia crece…
Corría el año 1954. Concha había quedado de nuevo embarazada..” de verdad”. A mediados de Enero, tuvo lugar el alumbramiento. Fue en la nueva casa y estuvo asistida por Dº Teófilo. Nació  un niño, a media mañana y después del parto, dejaron entrar en la habitación a Paquito que vio allí, una pequeña cosa: su hermano Antonio…llamado así en recuerdo del padre de Salvador…si hubiera sido una niña le habrían llamado Anita en recuerdo a su abuela…
Antonio de bebé
Antonio…el Nano sería llamado en el futuro, pues siempre fue más pequeñito que su hermano Paco, siempre alto para su edad…resultó muy llorón. Tanto era así, que por las noches tenían que turnarse par acunarlo y pudiera dormir “al bracito”. Para ayudar en la tarea venía a casa Maruja, “la Teta”, aquella mujer que era portera y que en su casa vivió durante un tiempo Salvador. Esta mujer siempre tendría una gran amistad con la familia. Era muy querida y cuando cayó enferma la llevaron al Hospital Provincial donde  permaneció hasta su muerte. Como era muy pobre y, para evitar que fuera enterrada en una fosa común, Salvador y Concha pagaron un nicho  vitalicio en el Cementerio General. Curiosamente, años después en ese nicho fue inhumada la madre de Úrsula cuando murió…

El pequeño déspota…
Su hermano Antonio fue bautizado también en la iglesia de Santa María del Mar. Fueron sus padrinos, Dº Teófilo y Úrsula. 
 El día del bautizo de Antonio

Por la tarde, se hizo un pequeño convite en casa. Los amigos de Paquito querían subir a disfrutar del chocolate, las pastas, etc. Pero…éste, desde la ventana, en plan sátrapa, iba indicando..¡ tú, sí, tú no!...Fue su momento de gloria, la ocasión idónea para “vengarse” de aquellos que no le caían bien…
Saga familiar…el hermano ganster…
Ya hemos mencionado a Salvoret, el hermano mayor de Concha. Éste había hecho la guerra en el bando nacional, así que, cuando volvió al pueblo, lo hizo en plan chuleta…De su estancia en Africa, había tomado la decisión de establecerse allí, en plan terrateniente..,Para ello, necesitaba dinero. Convenció a su padre para que vendiera las tierras que tan solo usufructuaba, pues pertenecían a todos sus hijos, al ser herencia materna. También convenció a Barbereta y sin decir nada a Concha, de la noche a la mañana allá que se fueron todos: Salvoret, su padre, Barbereta y Pilar. Al llegar a Tetuán,compró a muy bajo precio unas fincas y se dedicó al explotarlas. Explotaba las tierras y al personal  que tenía contratado…sueldos de miseria. 
Salvoret y su familia
Al poco tiempo, como ya no necesita ni a su hermana ni a su prima, las envió de nuevo al pueblo, sin un duro, con una mano delante y otra detrás. Al no tener medios de subsistencia, tuvieron que dedicarse a la costura en su casa. Lo hacían para una empresa de confección..La Campana…que las explotaba miserablemente. Allí acabó de dejarse la vista Barbereta, que quedó casi ciega. A pesar de lo que le habían hecho, Concha seguía ayudando a su hermana…¡Así era Concha…incapaz de guardar rencor…
Al cabo de los años, cuando el abuelo Boro estaba ya muy enfermo, su hijo lo trajo al pueblo. Dieron aviso a Concha que, junto con sus  hijos acudió a ver a su padre. La primera entrevista tuvo lugar en una masía de la Reva. La segunda en el piso de una cuñada de Salvoret, en lo que se llamaba la Isla Perdida.
Cuando Boro vió a su hija, bajó la cabeza avergonzado..Concha tan sólo acertó al decir..¡ Pare, pare!..y con esas palabras le perdonó. No así a su hermano, al que recriminó todo lo que había hecho…Fue la única vez que sus nietos pudieron ver a su abuelo. Al cabo de unos días regresaron a Tetuán donde murió .Fue enterrado en el cementerio español…¿Quién sabe lo que habrá sido de su tumba?
Cementerio cristiano en Tetuán
Al independizarse Marruecos, los españoles fueron expulsados. Salvoret perdió sus  propiedades y regresó a la península casi arruinado..Pero era un hacha para los negocios y pronto encontró la manera de timar al personal. Fundó una compañía filatélica en la que anunciaba altos intereses…con las nuevas altas de socios, iba pagando unos intereses ficticios…cuando quebró la compañía, desapareció del mapa llevándose los álbumes de sellos que le sirvieron para comprar un coto de caza en Cuenca, en el que siguió haciendo negocio…
Sufrió un para de infartos que, finalmente le llevaron a la muerte. Fue enterrado en el cementerio de Ribarroja, muy cerca de la tumba de su hermano Paco…

Cambian los tiempos…
La situación, aunque grave, iba evolucionando poco a poco. Ya no se hacía estraperlo con azúcar, arroz, tabaco, etc. Ahora se llevaban productos de consumo: transistores, pequeños electrodomésticos, incluso penicilina…Paquito salvó su vida gracias a que un amigo de la familia: Romasanta, marino mercante, pudo traer de Inglaterra unos frascos que sirvieron para eliminar una infección que tuvo el niño…Sin embargo todavía se hacían negocios con el estraperlo…escaseaba el café asi que, Salvador y Concha lo compraban en el puerto.
Tostadora de café muy parecida a la que utilizaban 
   
  Luego en casa, lo tostaban…se había hecho una especie de bola de hierro con una manivela. Se ponía fuego debajo y se le daba vueltas…El olor se extendía por todo el barrio y el vecindario sabía que, había café gratis para todo el que quisiera acercarse…Una gran cafetera estaba supuesta para que nadie se fuera de la lengua…


 Salvador tenía que permanecer en casa, por sus antecedentes políticos y por miedo a ser detenido. Así pues, era Concha la que tenía que hacerse cargo del “negocio familiar”…¿En qué consistía ese negocio?. Concha tenía crédito…por ser buena pagadora…en dos almacenes valencianos de la época: Lanas Aragón y El Siglo Valenciano. Cuando la gente de Sueca, Perelló, etc,  iban a hacer una boda o una comunión, acudían a Concha que, les acompañaba a esos almacenes a comprar lo que necesitaban.
Interior de los almacenes El Siglo Valenciano
 Ella era la que pagaba a en letras a término y luego, se pasaba todas las semanas para cobrar pequeñas cantidades a las que añadía un  interés en el que consistía su ganancia. Como puede verse, el negocio era mínimo, pero servía para tirar adelante a la familia. Lo que ocurría era que, no siempre cobraba o lo hacía en especie: pesados, anguilas, alguna focha en época de caza…Paquito acudia todos los días a esperar a su madre al tranvía, en la avenida del Puerto, junto al bar Delicias…la primera pregunta que siempre le hacía era..¿mamá, hoy que traes?...Según lo que traía, Salvador preparaba ese día la comida…Sin seguridad social, sin ingresos fijos, con muchos madrugones…¡ cómo sacaron adelante a la familia, llevando a sus hijos a una academia de pago…pagándoles estudios…!..¡¡¡¡¡Admirable!!!!!
El  tranvia 1 era siempre en el que venía Concha
….Paquito, decía Salvador a su hijo…a las 6 de la mañana..El papá y la mamá se van pero el papá vuelve enseguida. Si te portas bien, ya sabes que te traeré una ensaimada. Y allí se quedaba el niño, sentado en la cama y con la luz encendida, mientras su hermanito dormía a su lado. Y dando las 8, volvía Salvador que había acompañado a su mujer, bien a la SATA, estación de autobuses  a Sueca, bien a la carretera del Saler, pasando el río en una barquilla que servía al personal para tomar el autobús al Perelló, obviando así la vigilancia de los inspectores de Tasas…Y siempre volvía con las prometidas ensaimadas para sus hijos…
La conversión de Concha…
Ni Salvador ni Concha eran  personas religiosas. Salvador, por sus ideas anarquistas creía en un ser supremo al que él llamaba la Naturaleza, ente que regía los destinos humanos y cuyas armas eran la educación, los principios  anarquistas de ni Dios, ni amo…Concha sería acaso, una de esas católicas no practicante, si acaso ocasional participante en las procesiones de su pueblo..¡no lo sé!...
Pero un día, algo cambió en ella. Frecuentaba el domicilio de un matrimonio Asunción y Antonio que eran protestantes. Este Antonio, era hermano de Úrsula y tenía una gran vehemencia al hablar. También había sido anarquista, pero al convertirse, había cambiado su entusiasmo político por el religioso.
Seguramente hablarían muchas veces a Concha del Evangelio. El caso es que, Concha se convirtió y tras bautizarse, empezó a acudir a una pequeña iglesia evangélica que se reunía en la avenida del Puerto, justo encima de la academia ...Trafalgar…a la  que iban sus hijos.
En el piso de arriba, encima de la academia,  estaba la iglesia evangélica
Concha quería que sus hijos acudieran con ella a la iglesia. Habló de ello con su marido y Salvador, que era respetuoso con las ideas de los demás, no puso inconveniente…pero le dijo que los niños no debían ser obligados, podrían ir hasta que ellos quisieran. A partir de ese momento, todos los domingos, Concha y sus hijos acudían al culto de la iglesia. Esta situación se mantuvo hasta que Paquito, a los 14 años, harto de ser llevado por su madre, decidió no ir más..aprovechando lo que había dicho su padre….
La familia al completo
Tres momentos de peligro…
Ya hemos dicho que Salvador, permanecía casi siempre en casa. Tenía miedo de que la policía pudiera identificarlo…La verdad es que ni viajaba, ni salía casi del barrio…Era muy conocido  y respetado por los vecinos, incluso por los fachosos Daniel  e Higinio que vivían en su misma escalera. Todos ellos sabían que podían contar con su ayuda en caso de necesidad. De hecho, debajo de su casa, había una mujer que sufría constantes ataque de epilepsia. Cuando ocurría todos sabían lo que había que hacer. Llamaban a Salvador que hacía que la tendieran en el suelo, le pusieran una correa en la boca para que no mordiera la lengua y entonces, Salvador encendía un cigarro..él no fumó nunca…y le soplaba humo en la nariz. Al poco, la mujer se recuperaba.
Pues bien, esta situación de tranquilidad, se vio rota en tres ocasiones, en las que Salvador estuvo realmente en peligro…
Su hijo Paquito solía, como otros niños en el barrio, ir buscando trozos de metal para venderlos en una chatarrería cercana. Con ello, se sacaba algunas pesetas para golosinas. Un día, se acercó a un garaje enfrente de su casa y vio un camión que tenía una enorme bola amarilla. Era uno de esos camiones que los americanos habían traído a España en  programa de ayuda. Sin esa bola, el camión quedaba inservible para llevar un remolque. Paquito, todo contento, llevó la bola al chatarrero que le pagó casi 15 pts por la pieza. Volvió a su casa, por supuesto, sin decir nada a nadie. Hacia las 8 de la noche, unos fuertes golpes sonaron en la puerta. Sobresaltado, Salvador fue a abrir la puerta y se encontró con dos policías de uniforme que preguntaron si allí vivía un niño llamado Paquito. Ante el pánico de Salvador, los policías les mandaron seguirlos hasta la chatarrería en José Aguilar. Allí, un atemorizado chatarrero, identificó al niño..los policías les mandaron que rebuscaran en el inmenso montón de metales hasta que…¡ por fin! encontraron la dichosa bola. Satisfechos con el hallazgo, se limitaron a darle un rapapolvo verbal a Salvador que le hizo sentir la mayor vergüenza de su vida…pero no lo identificaron ni lo detuvieron….De regreso a casa, ni decir tiene que la somanta de correazos que sufrió Paquito, sirvió para que nunca más volviera a repetir un hecho semejante…
Salvador con sus hijos en la playa
Una tarde de domingo. La iglesia estaba reunida en su pequeño local. Ya he mencionado que estaba encima de la Academia Trafalgar. Su director Alberto Villanueva..llamado el Foca por sus alumnos, tenía manía a los protestantes y presentaba continuas quejas a la policía, diciendo que las actividades en su culto, molestaban al desarrollo de las clases…los cultos se hacían los domingos  por la tarde…
El caso es que ese día, cuando el culto estaba casi finalizando, se presentaron dos policías de paisano que se quedaron al fondo del local, observando lo que ocurría. Había acudido con el fin de amedrentar a los asistentes, amenazándoles con identificarlos y conducirlos a comisaría. La verdad es que todos se quedaron acobardados pero Concha, impulsiva como siempre, avanzó con el carnet de identidad en la mano, diciendo que podían empezar las identificaciones con ella. Su actitud galvanizó a los demás que con sus carnets en la mano, siguieron su ejemplo. Los policías, desbordados por el aluvión de manos que se les ofrecía, optaron por marcharse mencionando ligeras amenazas de cara al futuro….
Como puede suponerse, la actitud de Concha había puesto en grave peligro la seguridad de Salvador..¿qué hubiera pasado si los policías tras identificarla acuden a su domicilio? ¿Si hubieran identificado a Salvador?
Cuando su marido se enteró, la bronca en casa fue monumental…¡¡¡ pero Concha era así: desprendida, impulsiva, valiente…!!!
Concha con su hijo Antonio y el Sr Esteba, antiguo piloto republicano
La tercera ocasión en la que Salvador estuvo en peligro, también fue por la manera de ser de Concha. No pensaba las consecuencias, se dejaba llevar por sus emociones, por la generosidad de su corazón…
Estaba un día en Sueca, cerca del carrer Sequial y de repente, un hombre bien vestido, joven, aprsurado se le acerca y le dice si puede guardarle un paquete  que llevaba en la mano. Algo en la actitud del hombre, quizás su manera de mirar atrás, su aturdimiento…le hizo coger el paquete y esconderlo en un pañuelo de cuadros que le servía de bolso y que siempre llevaba al brazo. Al poco, dos hombres llegaron, agarraron por los brazos al joven y se lo llevaron detenido…Concha se alejó con el paquete sin llamar la atención.
Carrer Sequial en Sueca
Cuando llegó a casa, le contó el hecho a su marido, quien antes de ver el contenido, ya le estaba recriminando el hecho. Abrieron el paquete, y ante su sorpresa vieron que eran octavillas convocando a la huelga general y firmadas por la UGT, sindicato socialista y por lo tanto ilegal. El susto de ambos fue mayúsculo, pues se dieron cuenta de lo peligroso que ra el tener aquellas  hojas. Salvador le indicó que había que deshacerse rápidamente de ellas. Concha asintió y se encrgó de llevárselas y hacerlas desaparecer. Sin embargo, valiente y decidida como era no lo hizo. A la semana siguiente, cuando volvío a Sueca, las octavillas iban con ella. Llegada a Sueca, de manera preguntó si alguien sabía quién era el joven que le había dado el paquete y que la policía se había llevado detenido. Una vecina le indicó que era el hijo de los Artá, una de las familias más ricas de Sueca. Si, había sido detenido, pero al no encontrarle nada ilegal y dad su posición económica, había sido puesto en libertad. Le indicaron dónde vivía, en una casa señorial del “carrer Sequial” y hacia allí se dirigió. Llamó a la puerta, salió una criada y Concha le dijo que quería hablar con el “señoret”. Al principio no le quiso dejar entrar, pero ante su insistencia y al subir la voz, acudió el joven  quien, al reconocerla se quedó sin habla. Le hizo entrar y Concha le devolvió el paquete. Las  fervorosas gracias que le dio fueron el inicio de una amistad que duraría ya toda la vida. En el futuro, gracias a esta amistad, Concha pudo ser operada gratuitamente cuando contrajo el cáncer.
¡¡¡Así era Concha!!!...valiente hasta el despropósito….
La riada del 57…
Ese octubre, fue muy lluvioso, tanto que en la noche del 14 al 15, una gran riada inundó toda Valencia, sobrepasando tres metros las barandillas de los puentes. La casa de Maestro Valls estaba algo alta y por ello, apenas llegó el agua a la entrada del patio. Sin embargo, las inundaciones en la ciudad fueron terribles…
El Turia desbordado
Muchas personas perdieron sus casas. Úrsula, la madrina, que vivía en la calle Sant Bult, nos contó la gran altura que tuvieron las aguas en esa zona, así como los cadáveres que vió desde su balcón, que eran arrastrados por las aguas… La gente no tenía comida y empezaron a repartirse víveres entre ellos. Concha, generosa como siempre, hizo una gran cacerola de chocolate y cortó rebanadas de pan que compraron…No quisieron ir al reparto…decían que era para los que lo necesitaban..ellos podían pagarlo…. Se trajo a casa una docena de niños, a los que dio de merendar varios días…¡¡¡Así era Concha!!!...generosa , siempre generosa…Los damnificados fueron alojados junto a nuestro bloque en un solar. 
Allí construyeron unas barracas de madera: les Casetes…eran provisionales…pero se mantuvieron muchos años, siendo ocupadas después por familias gitanas y chabolistas, lo que hizo de la zona un lugar un tanto peligroso
Reencuentro familiar…
Después de la riada, por fin Salvador pudo  ver a sus hermanos. Estos no tenían noticias suyas desde 1936. Solamente aquel amigo suyo: el Alconcher tenía comunicación con él. Pero no decía nada por miedo a que Salvador fuera localizado. Entretanto, Ana su madre, había muerto sin saber nada de su hijo. Sobre 1960 el Alconcher se puso en contacto con su amigo Antonio, hermano de Salvador y le dijo que él sabía dónde estaba . A los pocos días los tres hermanos: Antonio, Bartolo y  José vinieron a Valencia donde  se reencontraron con su hermano. Ni que decir tiene que la alegría de todos fue indescriptible…
Con la familia de Antonio, hermano de Salvador
Al poco tiempo volvió Antonio, esta vez con su familia durante las Fallas. Después lo hizo Bartolo con su mujer. Esta era algo rarilla, con aires de gran señora. Lola, la hermana también vino por las Navidades. Recuerdo que trajo un pavo grande que había matado el día anterior así como una lata de chorizos en mantequilla rojiza…
 Como la situación económica  en Andalucía era muy mala. José, su mujer y su hija Anita  vinieron a Valencia pues aquí había trabajo.
Mi tío José fue quien me enseñó a nadar…de una forma un tanto traumática diría yo…solíamos ir de cuando en cuando a la Chitá, un malecón en las afueras de la dársena del puerto, frecuengtada por pescadores. Se iba en unas barcas llamadas  “golondrinas”. Paseando por la orilla del muelle, en un momento determinado, mi tío me empujó y allá que me fui al agua. Inmediatamente él se tiró tambien. Yo empecé a gritar, a agitar los brazos, en demanda de auxilio. Él, a mi lado me decía, ya voy, aguanta…de repente me vi flotando en el agua son hundirme..¡ había aprendido a nadar!..¡.pero igual me podía haber dado un infarto!...así era el tío José…
 Estuvieron viviendo en casa una temporada mientras José trabajaba de albañil en las obras en  el colector de Doctor Lluch. Allí le llevaba Paquito todos los días la comida en un hatillo. En una ocasión, mientras iba a llevar a su tio la  fiambrera, al sentir hambre, empezó a picotear una de las sardinas que junto al guiso de alubias, constituían  la comida del día,,otra sardina, una “sucadita” de pan en el caldo…el caso es que al llegar, el ágape se había convertido en media docena de sardinas sobre unas alubias secas y un trozo de pan…el cabreo de José fue mayúsculo y la bronca por la tarde fue tal, que Salvador tuvo que intervenir para evitar que su hermano le zumbara a su mujer. Por supuesto que Paquito no dijo ni mui………
Era demasiada gente para tan poca casa y al cabo de unos meses José y su familia volvieron a  Arcos.
Como la situación económica seguía siendo muy mala, José y su hermano Antonio, optaron por emigrar a Alemania. Iban con contrato y encontraron trabajo rápidamente en una fábrica. Recuerdo las Navidades en las que ambos , antes de ir a Arcos, pasaban por casa. Recuerdo sus regalos exóticos: chocolatinas, una corbata con nudo eterno…y sobre todo la admiración al oírles hablar alemán con ese deje andaluz del que no se desprendieron jamás….Siguieron unos años en Alemania hasta que regresaron: Antonio con sus ahorrrillos y José en un ataúd. Su régimen de vida: mucha cerveza, mucha comida…le favoreció un ataque al corazón del que no pudo recuperarse. Dejó una viuda, Frasquita y una hija, Ana. Antonio encontró trabajo en la construcción de carreteras y allí siguió hasta su jubilación.
Concha con sus hijos en una boda en Sueca

La vida cotidiana…
El bloque de Maestro Valls, lindaba con los campos. Entonces todavía no se había urbanizado nada. La calle estaba cortada. Una tapia impedía el acceso a la avenida del Puerto. Junto a la tapia, unos grandes tubos de hierro, servían de apetecible lugar de juegos. Eran peligros porque podían rodar y aplastar a alguien pero…aunque lo teníamos prohibido, una y otra vez acudíamos allí.
También solíamos ir a unos solares de la calle José Aguilar. Allí, durante el invierno, se establecía un circo. Montaban las rejas y los domadores ensayaban sus números con los leones. Ni que decir tiene que allí acudíamos, subiéndonos a las tapias desde contemplábamos el espectáculo. Los del circo nos gritaban que nos bajáramos, pues no querían problemas si alguno se caía. Nosotros ni caso…Un día, harto de avisarnos, uno de los domadores nos envío un trallazo con el largo látigo que fue a impactar en la pierna de Paquito…nunca más volvió a subir a la tapia…¿cómo te has hecho eso?, preguntó el padre…¡ un rascote en una piedra!..por supuesto ni él ni su hermano dijeron la verdad…
En la misma calle, había un molino aceitero que se dedicaba a fabricar aceite industrial con la copra que importan de Oriente. Eran unos cocos sucios, secos que guardaban en sacos. Solíamos acercarnos a la puerta, donde por un hueco metíamos la mano, cortábamos el saco y sacábamos los medios cocos que repartíamos entre todos. 
La fábrica de aceite donde robábamos los cocos.
Una lavada en la fuente y a comerlos…Los del almacén, ante tanto sacos ritos, extremaban la vigilancia. Un día que metía la mano para alcanzar el botín, noté que alguien me la agarraba y al poco noté una quemadura…¡me habían quemado con un mechero!. Ante el terrible grito que dí, me soltaron y salí corriendo…¡ no volví a comer cocos…




Concha con Úrsula y su hijo Antonio
Frente a la casa había una acequia. Tenia dos partes muy definidas: la normal y “el Fondo”. En esa segunda zona teníamos prohibido acercarnos por el peligro que representaba..¡ ni caso!. Todo ello era territorio de “caza”…las alquerias cercanas: Escalante, Pellicer.Carrasco…eran donde “espigolábamos” lo que tocaba esa temporada: cacaos, patatas, cebollas..que llevábamos ufanos a casa, contribuyendo así a la economía familiar…A veces, había disputas entre la chiquillería y cuando  el Nano tenía algún problema, recurría a su guardaespaldas Paquito que, grandote ya, imponía el orden siempre en beneficio de su hermano. La Basura Rica, els Peixets, el Varadero, les Varetes, la Pirita….todos ellos lugares mágicos de juegos…peligrosos …desechos de una clínica, aguas profundas,  las acechanzas de los “chachineros ( ahora llamados pedófilos), residuos químicos industriales…¡no importaba! Una y otra vez acudíamos llamados por la aventura que suponía, procurando, eso sí, disimular las huellas o heridas que nos producíamos, pasando antes por una fuente, para que al llegar a casa
Ermita dels Peixets en el barranco de Carraixet
Uno de los lugares más visitados, era la ermita del Peixets, allá por el barranco de Carraixet. Junto a ella había una antigua vía que, había servido para llevar bloques de piedra desde El Puig a la escollera del puerto. Un día, encontramos  una especie de plataforma con una palanca que, al accionarla, movía las ruedas del armatoste. Entre todos la pusimos sobre las vía y empezamos el viaje. Aquello, cada vez iba más rápido…los más avispados, se tiraron  pero,a  los demás, nos dio miedo y aguantamos…la velocidad fue tal que en un momento determinado, la vagoneta descarriló y todos salimos por los aires…pesaba más de 100 kgs…afortunadamente nadie resultó herido…
 Ante la pregunta..¿dónde habeís estado?..un vago ¡ por ahí! nos servía de coartada…
Continuábamos los estudios en la Academia Trafalgar…de pago, claro…Primaria, Bachiller Elemental, Bachiller Superior…todo ello con un gran esfuerzo económico.
La academia Trafalgar. 
 La idea suprema de Cocha y Salvador era que sus hijos tuvieran una carrera, que fueran más de lo que ellos habían logrado ser, ¡ Como si el ser como eran, no hubiera sido un gran logro!. Ejemplo para sus hijos, supieron transmitir valores que servirían siempre como referente.




La colmena…
De igual manera que en esa famosa obra de Camilo José Cela, en el bloque de la calle Industria/ Maestro Valls, habitaba toda una serie de personajes, muchos de ellos, reflejos de la sociedad de la época:
Antonio por esa época
Aquellos fascistoides  que, habiendo ganado la guerra, habían conseguido buenos empleos en empresas públicas como Astilleros…Dionisio, Daniel..  o empleos como porteros: Bruna…Antiguas prostitutas, o no tan antiguas…María, Trini…maricones declarados el Benavent, que luego se marchó a vivir a Francia…Álvaro, que siempre vivía con alguno de sus “queridos”…borrachines como César el barrendero…antiguos policías como el vecino que teníamos pared con pared y que toda la vida nos hacía escuchar por la noche su tos cavernosa…Ana la matrona de la Guardia Civil…Chillones escandalosos como el Silvino…ejemplo para Salvador de lo que no se debía hacer…Aurelio el del patio 1, con una sola pierna perdida en la División Azul…idos de la olla como Laura ,que de noche se levantaba a freir huevos para 10 personas mientras sus familiares dormían…estibadores del puerto como Pepe que siempre “distraía” algo en los sacos de mercancías…futuros delincuentes como el Cesarín, digno hijo de su padre el borrachín del barrio…personajes misteriosos como Dº Juan, propietario de un bar cutre y sucio, atiborrado de polvo, telarañas y que, sin embargo, subsistía…los dedicados al estraperlo como  Salvador y Concha…
Maestro 29. El de las persianas blancas era nuestro piso
el Dieguito que murió de gangrena al caerle en el pie una mesa de mármol del bar de Dºº Juan....los Mora…los Gallur…el Vitin… el Pepito que moriría rabiando de dolor por no tener morfina disponible…el Gandía…la Milieta, otro ejemplo de casa desorganizada y sucia…el Manolo, su vecino de planta baja, un psicópata que luego se haría Guardia Civil…y tantos y tantos…


Valiente pero muy imprudente...
Salvador no reñía con nadie, era persona prudente. Sin embargo, a veces su moralidad le llevaba a ser bastante imprudente. Nuestro bloque tenía un colegio dentro del patio comunal. Una noche, desde nuestra casa vimos unas luces de linterna...eran unos manguis que habían entrado seguramente a robar. 
Vista del patio interior del bloque con el colegio
Salvador, sin pensar las consecuencias, cogío un hierro que sol´`iamos tener en el trastero y se dirigió al colegio para hacer frente a los ladrones. de nada valieron mis palabras de advertencia, allá que se fue...afortunadamente para él, cuando llegó ya no había nadie...




.La gran nevada
El día de mi cumpleaños. el 11 de enero de 1960, una nevada de ocho horas  blanqueó las calles de Valencia. Se interrumpieron los servicios de agua, gas, electricidad y telefonía a lo largo de toda la jornada. La nieve, los tranvías , sufrieron graves retrasos y alteraciones en sus horarios. La huerta de Valencia se veía amenazada por las bajas temperaturas y la nieve acumulada…pero para nosotros, fue un regalo inesperado. La zona de los tubos, se convirtió en nuestro parque de juegos, la nieve amortiguaba las caidas, además, como se mantuvo en forma de hielo, más de una semana, tuvimos ocasión de hartarnos de ella, sobre todo por las amenazas de nuestros padres, al llegar a casa con la ropa mojada…
Los tranvias blancos por la nieve


                                                                                  El premio gordo…48677…
Ese número quedó siempre en el recordatorio de la familia. 25 pts en un participación, supuso un aporte de 75.000 pts de la época …1966,  que hizo que la economía familiar se relajara y permitiera seguir con los estudios a los hijos…Concha había adquirido la papeleta en el bar Pepi de Sueca. Curiosamente, gente del Grao, también resultó agraciada pues el propietario del bar  tenía otra cafetería del mismo nombre en
la calle Chapa…

Tardes de verano…
Un amigo de la familia, Eliseo, vivía en Riola. De vez en cuando, íbamos a su casa que estaba cerca del azud del Júcar. Eran días de verano placenteros…paella, siesta, juegos en zona desconocida…Sin embargo, la cosa se truncó una tarde, Paquito quiso acostarse en una hamaca que había en el corral, ésta se plegó y  le aprisionó entre las maderas un  brazo..los gritos despertaron al personal…dolor insufrible..no eran tiempos de ambulatorios ni urgencias. ¿La solución?...¡ la Patoca!..era una mujer que tenía “gracia”…era de las que solían curar esguinces y demás con sus manos…todavía recuerdo el intenso dolor que me produjo al ponerme el hueso en su sitio…
El trenet de La Pobla
Solíamos ir de cuando en cuando a la Pobla de Farnals. Allí vivía el tío Parra, otro amigo de Salvador. Era labrador y por eso, cuando regresábamos por la tarde en el trenes, llevábamos gran cantidad de frutas y sobre todo verduras. Lo malo es que, había que pagar una especie de impuesto a los consumeros que estaban a pié de trenes en la estación del Puente de Madera…allí era de ver cómo escondíamos entre todos el alijo…en los bolsillos, debajo de la chaqueta….¿algo que declarar?...¡nada, nada!
También íbamos una vez al año, en la Pascua , a Líria a casa del tío Julián, otro conocido que tenía un carro y un macho con el que llevaba  a pasar el día en la ermita de San Vicente a mujeres y niños…
Con los amigos de Líria
Todos los días, el mulo hacía el mismo camino pero, antes e llegar a la ermita, tenía que subir  a ritmo de tralla, un empinado repecho para llegar a los campos del amo…ese día, al llegar a dicho repecho, antes de ser golpeado el animal emprendió un fuete galope…allá que se fueron por la trasera del carro mujeres, sillas, niños, cazuelas con la comida….Aparte del susto no salió ninguno herido, aunque si magullados…


El día del susto del carro


Empiezan los malos tiempos…
El estar en continuo trato con la gente, hacía que Concha se enterara siempre de que tal persona, y otra y otra, habían contraido la terrible enfermedad del cáncer. Esto hizo que se desarrollara en ella una obsesión que le hacía explorarse continuamente los senos…Hasta que un día notó un minúsculo bultito, casi como una cabeza de alfiler…Acudió al médico que teníamos en la familia, Dº Paco , el cual le aconsejó que acudiera a un especialista…Concha recordó a la familia Artá, a la que le unía una gran amistad. Ellos le pusieron en contacto con el doctor Sancho- Fornos, un eminente cirujano de Valencia.
Hospital General de Valencia, donde le operaron
 Le indicó que era preciso operar y que él, por amistad con los Artá, no le iba a cobrar nada, puesto que podía intervenirla en el Hospital General donde tenía su cátedra. Eso sí, debería pagar los gastos del anestesista que ascendieron a 5.000 pts. La operación, realmente intrusiva…le extirparon un pecho y los ganglios del brazo izquierdo, fue bien y al poco tiempo, pudo volver a hacer vida normal…la enfermedad, había sido vencida…eso creíamos en ese momento.
De vuelta a Arcos…
Salvador tenía un primo hermano Paco, que era policía. Le convenció que ya podía ir tranquilamente a Arcos sin temer nada. Se habían extinguido las responsabilidades políticas derivadas de la guerra…Además, se ofreció a llevarle a él y a Concha en uno de los viajes que hacía. Dicho y hecho, allá que se fueron. La emoción que embargó a Salvador fue extraordinaria. …la noticia, se extendió rápidamente y multitud de amigos y conocidos, acudieron a casa de su hermano Antonio, donde estuvieron hospedados…Una de las visitas más emotivas fue la de María “la Calera”, que habia sido su ama de leche, primos,sobrinos. antiguos compañeros del Sindicato…de ,los pocos que habían sobrevivido.
Barrio de Jédula
.Lo mismo pasó en Jédula, donde fue a ver lo que había sido su casa…ya sólo quedaban las hileros de chumberas…A partir de entonces, las visitas estivales a Andalucía fueron constantes…




Esos amigos catalanes…
Dº Teófilo  había sido destinado como médico a Sallent, allá en Cataluña. Allí se fueron y allí se reencontraron con su amigo Felipe. Este también era médico…o al menos eso decía él…
Me parece recordar que me contó que, en la batalla del Ebro, donde estuvo, se había apropiado de la documentación de un muerto y falsificó su identidad…no estoy muy seguro. El caso es que a partir de ese momento actuó como médico.  Menudearon las visitas a casa, pues Salvador entendía que los amigos de sus amigos eran también los suyos…
Salvador con Felipe  en Gerona
Teófilo estuvo destinado un tiempo en Daimuz, al lado de Gandía. Como no podía atender bien la plaza, le cedió la sustitución a Felipe. Éste era muy mujeriego. No hacía mucho, había estado por Valencia siguiendo los pasos de una pelotari con la que estuvo liado…En Daimúz conoció a Lolita, una chica muy joven, menor de edad…




Salvador con Felipe y Lolita en la Albufera
Se enamoró perdidamente de Felipe y éste se marchó con ella a Barcelona…La familia no lo denunció por miedo al escándalo y a partir de entonces siguieron juntos hasta la muerte de Felipe…Conflictivo al fin, hasta su entierro tuvo su lío. Acudieron al cementerio de Montjuït tanto Lolita, como la esposa legal con su hijo. Allí estaba también Antonio mi hermano. Me contó que la escandalera fue tal que tuvieron que acudir los guardias…
Teófilo había muerto de un cáncer de hígado y al quedar sola, Ursula marchó a la Argentina a vivir con una hermana suya, Petra. Al cabo de los años volvió y se casó con Urbano, un cuñado de Petra. Ambos vivieron en Madrid hasta su muerte a muy avanzada edad.
Los “enchufes” de Concha
Concha tenía una enorme cantidad de contactos. Conocía a muchas personas pues por su carácter, era muy comunicativa, amiga de hacer favores…Siempre que podía, se desvivía por ayudar a las personas.
Un hermano de la iglesia, Jaime Morell, necesitaba trabajo. Concha habló con el encargado de una tienda de tejidos que estaba en la calle Ruzafa y allí lo colocó donde estuvo hasta su jubilación…
Concha con una amiga del Perellonet
Prestaba algún dinero a quien lo necesitara…dejaba de cobrar algunas mensualidades en los débitos…
No sé por qué razón, había tomado contacto con una señora, catedrática de la Escuela Normal: Raquel Payá. Creo que le consiguió un descuento en las compras en el Siglo Valenciano…Conversando, le sacó que dicha señora era la presidenta del tribunal de oposiciones a maestro en las que participaba su hijo mayor…no sé si fue o no fue efectiva la conversación, pero el caso es que consiguió plaza…¿quién lo sabe?....una ayudita siempre viene bien…
Por cierto, en el Siglo Valenciano me encontré con el regreso terrible de la enfermedad…recuerdo a mi madre, sentada, con la mano en el costado y presa de un dolor insufrible…
La gran desgracia…
Esa visión que he mencionado, fue el comienzo del calvario que supuso la enfermedad de Concha. El cáncer que se le había detectado hacía 4 años y que pensábamos que había sido extirpado, se había extendido en metástasis y empezó su labor de zapa…
Tdos sabíamos lo irreversible que era su situación. Podéis imaginar la tristeza de las Navidades de ese año…recuerdo que se levantó la noche de Fin de Año y nos dijo que, seguramente al año siguiente estaría mejor…sabíamos que le quedaban escasas semanas de vida..¡ triste, muy triste!
Poco a poco fue decayendo, perdiendo fuerzas, adelgazando…los dolores eran mitigados por las inyecciones de morfina. Se las ponía un señora inglesa de la iglesia que había sido enfermera…al final, ni siquiera las inyecciones le calmaban…Muríó en casa el 20 de enero de 1972 rodeado de los suyos…Recuerdo que la pusimos en el suelo sobre una manta. Salvador le ató un pañuelo bajo la barbilla y esperamos a que vinieran los de la funeraria. Tuvimos el velatorio en casa, acompañados de algunos vecinos, el Tete…
Los hermanos de la iglesia acudieron y le organizaron un acto religioso en el mismo piso que presidió Ricardo Morell por ausencia del pastor.
El cementerio civil del Grao
El problema vino a la hora del entierro. Ella había manifestado su intención de, como evangélica, ser enterrada en el cementerio civil no en el católico. Pero el cementerio civil del Grao, estaba cerrado desde hacía muchos años y decían que no podía reabrirse. Gracias a las gestiones del Pandorra, seguramente tendría algún contacto en el ayuntamiento, se consiguió que la enterraran allí. En su último adiós fue acompañada por muchos vecinos y los hermanos de la iglesia que cantaron un himno…
Cambios
Por esas fechas había fallecido también la tía Pilareta, prima de Concha y con quien vivía la Barbereta. No sé por qué razón…pìenso que por le dió lástima a Salvador, el caso es que la hermana de Concha, se trasladó a vivir a nuestra casa…Sin embargo, quien seguía llevando la marcha  del hogar era Salvador, como había estado haciendo desde siempre…La Barbereta, a partir de ese momento, vivió a cuerpo de reina…¡ Ay si lo hubiera visto Concha!...
A los pocos días del fallecimiento de Concha, su hijo mayor tuvo que presentarse para ser alistado…La costumbre era hacer un sorteo para ver dónde te tocaba cumplir el servicio militar obligatorio. En acto público, se sacaba una bola de un bombo y a partir de ahí, según la inicial de tu apellido, te tocaba zona.
Podías ir a Canarias, a la marina, a aviación, a Ceuta, Melilla o …¡ al Sahara!. Paco no asistió al sorteo y al cabo de unos días fue a las oficinas  militares para saber destino…¡ su sorpresa fue enorme!..¡ había salido excedente de cupo!, vamos, que no tenía que ir a ningún sitio. En ese mismo momento, pasó a la reserva, con la única obligación de presentarse una vez al año a pasar revista….
Una cartilla militar
Esta circunstancia, fue vital para la familia. Habiendo aprobado las oposiciones, tenía plaza fija de maestro en Bétera. Al no tener que ir a la mili, pudo seguir aportando ingresos económicos que de otra manera, no lo habría podido hacer.
Y es que, a la muerte de Concha, pese a los esfuerzos de Salvador, la mayor parte de los pagos pendientes del negocio del “fiado” de Concha, se perdieron. Como no había comprobantes , la gente se llamó a andana y dejaron de pagar, con honrosas excepciones.
El hermano menor, Antonio, no tuvo tanta suerte con la mili. Le tocó hacer la instrucción en Marines, cerca de Valencia, pero después fue destinado a ferrocarriles y tuvo que desplazarse a Albacete.
Antonio con uniforme militar ferroviario
Después, entraría a trabajar en una fábrica de muebles hasta que se marchó a estudiar al Seminario de Alcobendas en Madrid.
Al terminar la carrera, fue requerido por una iglesia evangélica en Sabadell, la de la Creu Alta, donde estuvo ejerciendo como pastor unos años.
Paco, su hermano fue destinado a diferentes pueblos: Bétera, Orio en el País  Vasco, Guadasuar, El Puig. Siguió viviendo con su padre y con Barbereta..




¡ Adiós Salvador!...
Salvador siempre había sido hipertenso. Aunque se medicaba, la herencia genética le pasó factura…muchos de sus familiares habían fallecido de ataques al corazón…Una tarde, cuando estaba preparando la cena para su hijo, se sintió indispuesto. Muy aprisa, fue llevado en ambulancia a la clínica donde ingresó con un infarto de miocardio grave..toda la noche luchó con el maltrecho corazón, pero a la madrugada falleció. Paco había avisado a su hermano que estaba en Sabadell. Este vino con el coche de Felipe. No dejaron pasar a la UVI a ninguno de sus hijos, pero como Felipe era médico, le dejaron pasar y fue el que nos comunicó que la situación era irreversible…
El velatorio fue en las salas de la clínica y posteriormente fue trasladado al cementerio del Grao. Vinieron sus hermanos  y un sobrino, Miguel que era guardia civil. 


Fue enterrado en el mismo nicho que Concha .Fue su hijo Antonio el que , bajo una intensa lluvia, hizo la elegía de su padre, al que, tras enumerar las virtudes que tuvo como persona,  le encomendó a la misericordia divina…






Poner por escrito estos recuerdos, ha sido como volver a vivir tantos y tantos momentos: maravillosos unos, tristes otros…Ha sido como volver a ver a nuestros padres. Sentirlos cerca, ver sus rostros…ver como se alegraban de que, al cabo de tanto tiempo sus hijos todavía los tienen vivos en sus mentes. Imaginar que nos veían, ya mayores, encarrilados en la vida…imaginar que contemplan a sus nietas, a las que no conocieron , pero a las que quizás vean a través nuestro…y sobre todo, alegrándose de que sus vidas, quizás comunes para unos, pero extraordinarias para nosotros, seguirán presentes en los recuerdos de unas nietas que no los conocieron en vida pero que ahora, a través de estas líneas ya los conocen…ya saben cómo fueron, cómo actuaron, cómo fueron fieles a una manera de vivir y entender la vida…fieles a unos principios vitales que quisieron, y supieron transmitir a sus hijos que, hoy al cabo de tanto tiempo, seguimos estando orgullosos de haber tenido unos padres así…